2 de enero de 2011

La fotografía

La fotografía no debe de ser un arte efímero. El arte nos permite transmitir ideas, emociones, sentimientos, criticas, desprecio, nos permite ver las cosas como son o incluso mejores de como lo son en realidad. El arte debe de tener un fin, o ser siempre en medio para un fin. La fotografía debería de ser igual. Debería.
La usamos para retratar irrealidades, si, ¡irrealidades!, para fotografiar estúpidos productos, para fotografiar a personas mostrándolas como productos..., imágenes, gigantescas, cubriendo los edificios, haciendo sombra a la verdadera realidad. El mundo del marketing, de las empresas, de la moda, ¡malditos sean! Su fin no es el del arte. Falsean la realidad; pretenden hacernos creer que nosotros somos los irreales. Nos muestran seres perfectos, seres artificiales, aspiraciones vagas que debemos de tener, aspiraciones que no nos llevan a ninguna parte. Fotografías de modelo, fotografías de paparazzis. Mero artificio lo primero, basura fotográfica lo segundo.
La fotografía ha de ser un fiel reflejo de la realidad, captar lo mejor y lo peor de esta, servir como critica a nuestra sociedad y modelo de vida, servirnos para conocer, comprender, aprender, mejorar, y mejorar más aún. Hacernos sentir la grandiosidad de un atardecer, conmovernos con la mirada perdida de una niña, sentir repugnancia al ver la ostentación de un multimillonario. 
Mirad todo lo que hay a vuestro alrededor; todo está lleno de fotografías, ya hechas, nosotros solo tenemos que darle al disparador. Cada segundo aparecen y desaparecen, con el paso del tiempo. El mundo es bello, da igual donde miremos, podemos conseguir buenas fotografías de hasta las cosas mas estúpidas o insignificantes. No importa que ese edificio sea antiguo y viejo, que esa calle sea mortuoria, que ese pobre suelo a quien todos pisan no importe, que esa bella chica que está en la calle no salga en las revistas; no importa, porque todas esas fotografías son arte, más incluso que si las hiciéramos en la mismísima Nueva York, y más que si se las hiciéramos a esa modelo que tanto sale en las revistas. 
La realidad somos nosotros, no os equivoquéis. 

2 comentarios:

Slayer dijo...

El arte no tiene necesariamente por qué ser un reflejo de la realidad. Si no, ¿qué pasaría con genios como Escher o Dalí? Que no estoy defendiendo a esos espantajos que dibujan cuatro garabatos y lo llaman "arte abstacto", si no de verdaderos artistas que quieren plasmar ese loco (y no por ello menos real) mundo de nuestra imaginación.
Lo de los estereotipos, tienes razón, pero al fin y al cabo ¿qué cosa de nuestro mundo no están estereotipadas? nuestro propio mundo interior, ese rincón íntimo que todos tenemos en nuestra mente, está lleno de clichés y estereotipos.
En fin, voy cortando el rollo, feliz año, ya que te no lo he podido felicitar antes

PD: ¿qué carajo has montado con esta remodelación? En el escritorio cada vez que clico en este blog me sale como si esto fuera todavía Diario Hevia. ¿No es más comodo cargarte el blog anterior y emepezar de cero?
PD2: Ya sé que soy un cotilla asqueroso, pero ¿por qué ese nombre? simple y malsana curiosidad, no hay ningún tipo de segunda intención.

Hevia dijo...

Quizás me explique mal o lo escribí muy rápido. Critico sobretodo ese arte que dice reflejar la realidad y solo refleja cosas insignificantes, o como decía con lo de las empresas, nos venden una realidad irreal.

No hice nada raro: simplemente cogí el antiguo blog, le cambié de nombre y de dirección. Nada más :)

El nombre salió de unos apuntes de filosofía :)