20 de enero de 2011

Reflexión

Hace unas dos o tres semanas, tuve el privilegio de recibir una buena crítica fotográfica por parte de un profesional de la fotografía. Hice una selección de mis doscientas mejores fotografías. Su veredicto: de doscientas, ciento noventa y ocho son normales (es decir, hasta un crío con un móvil podría hacerlas) y dos son tirando para buenas. Lo que peor sienta de esto no es el veredicto, sino que, pese a la subjetividad que siempre añadimos los sujetos a las circunstancias, efectivamente pude comprobar reanalizandolas todas desde un nuevo punto de vista, que son mediocres.

Por eso he dejado la cámara réflex en casa unos días, y me he dedicado a observar el paisaje mientras paseaba y también a pensar. Me he dado cuenta de que muchas veces fotografía por fotografiar; tengo miles de fotografías en mi ordenador, pero sin embargo pocas son buenas. Y no es porque no tenga ideas para hacerlas buenas, sino que se debe a mi inmensa ignorancia en lo que es la técnica fotográfica. Me pierdo por los interminables términos de fotografía; ni tan siquiera sé que objetivos tengo.

El primer paso hacia la verdad es reconocer la propia ignorancia; y en el campo de la fotografía lo soy, un ignorante. He podido comprobar como muchas de mis fotografías, con darles un simple encuadre distinto, con aplicar la famosa regla de los tres tercios o incluso dejando el horizonte en un lugar que no sea el medio, podrían pasar de ser fotografías normales a ser verdaderas obras de arte. Lamentablemente, este año no dispongo digamos de demasiado tiempo para estudiar fotografía. Cuando me intereso o me gusta de verdad un tema siempre quiero llegar hasta el fondo; no quiero quedarme solo en la corteza, y con el poco tiempo del que dispongo solo me quedaría en lo superficial.

Por ello he decidido abandonar mi réflex hasta que de verdad merezca usarla. A partir de ahora, y hasta que considere que he mejorado lo suficiente, utilizaré una pequeña cámara compacta de Sony. Lo bueno de esta cámara es que la puedo llevar siempre conmigo y es muy manejable. Con ella pretendo mejorar mi técnica a partir de la experimentación; por eso siempre voy a llevarla conmigo, y siempre intentaré sacarle jugo a todos aquellos sitios a los que vaya, intentar hacer fotografías que sean realmente fotografías.

2 comentarios:

Boadicea dijo...

Vaya por delante que no soy profesional de la fotografía ni tengo capacidad de hacer críticas objetivas sobre ellas en lo que a técnica se refiere, pero no puedo negar una cierta sensibilidad para captar lo que muestran. La mayoría de las fotos que has publicado revelan momentos con encanto, muestran lugares evocadores.... Que esta valoración y tu reflexión personal no te haga perder lo que a muchos nos llevaba a tu blog.

Hevia dijo...

Quizás estuviera un poco "caliente" conmigo mismo cuando lo escribí. No voy a cambiar la temática de mis fotografiar; lo que quería decir es que me he dado cuenta de que puedo llevar más lejos esa temática, sacar fotos de muchísima más calidad, con más encanto y belleza. Desistí al final de lo de no usar la cámara reflex; lo voy a explicar dentro de poco con una entrada.